“Zeus
quería, en efecto, que el hombre, cualesquiera que fuesen los males que
soportara, no echase lejos de sí el de la vida, para que así tuviera que
dejarse torturar siempre de nuevo”[1].
Los politeístas, en general, creían en dioses que no tenían tantas virtudes
como creían, viciosos, caprichosos, egoístas, que crean conflictos entre ellos.
Influyen en las guerras de los seres humanos y debido a esto, se crean
desastres que llegan a destruir diversas civilizaciones. “El ser humano no sólo
se pregunta teóricamente por el sentido de su vida, el significado de la muerte
y los valores que deben regular la conducta humana, sino que vive en una
radical inseguridad existencial, que, a veces, se presenta de forma angustiosa,
ya que una dimensión experimentada en el mismo trauma del nacimiento”[2]
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